Le pregunto esto ya que al verme bombardeado, al igual que ud, por las imágenes del que fuera "El Icono Dorado Viola-Niños" ha surgido en mí la anterior pregunta. Y es que al considerar las excentricidades de los diferentes ídolos de la cultura pop como Madonna (quien se inyecta ozono por su literalmente solido trasero) o Robbie Williams (quien le lleva castillo) es difícil clamar "Yo nunca". Bueno, si me preguntaran si me teñiría la cara blanca o inyectaría ozono la respuesta es no. Pero como saber si surgirían otras rarezas.
¿De que dependerá entonces el ser un enfermo de mierda como los anteriores casos?
¿Será nuestra seguridad en quien somos? ¿O la forma en que nos criaron? Independiente de cual sea la razón no puedo evitar sentir compasión por nuestras estrellas, y estoy seguro que ellas la sienten por mí en sus tronos de decadencia destilada. Y es que estos caprichos no atienden a nada más que la estupidez, nuestra querida y conocida estupidez. Debe ser por ella que nace mi pregunta ahora que lo pienso. Dado que todos contamos con dosis infinitas de ella no es raro pensar que uno podría caer en las garras del botox o el ozono rectal.
Pero entonces será que intentamos ser nada mas que un centro de atención; ¿la diferencia entre esos personajes y yo es el poder adquisitivo sin horizonte? Uffff. Como saberlo... necesitaría billones y notoriedad. Creo que el anonimato es la mejor opción al final del día, cuando interrogantes como esta nacen. Ni usted ni yo sabríamos que hacer con tal poder, lujo y sobre todo dinero. Quien sabe si ud. amigo mío terminara congelando antes de morir, implantado en el cuerpo de un mono inmortal o con Zoo en el patio de la casa.
En definitiva:
Lector, si alguna vez se llega a enterar que su querido escritor aquí presente a osado inyectarse aire, colorado su piel o puesto piel de las nalgas en sus pectorales por favor acabe con la existencia de este. Ud. será la póliza de sanidad mental del actual redactante. ¿Weno?
Fin de la entrada. Atso, el hoy divagante, fuera (agradecido).
¿De que dependerá entonces el ser un enfermo de mierda como los anteriores casos?
¿Será nuestra seguridad en quien somos? ¿O la forma en que nos criaron? Independiente de cual sea la razón no puedo evitar sentir compasión por nuestras estrellas, y estoy seguro que ellas la sienten por mí en sus tronos de decadencia destilada. Y es que estos caprichos no atienden a nada más que la estupidez, nuestra querida y conocida estupidez. Debe ser por ella que nace mi pregunta ahora que lo pienso. Dado que todos contamos con dosis infinitas de ella no es raro pensar que uno podría caer en las garras del botox o el ozono rectal.
Pero entonces será que intentamos ser nada mas que un centro de atención; ¿la diferencia entre esos personajes y yo es el poder adquisitivo sin horizonte? Uffff. Como saberlo... necesitaría billones y notoriedad. Creo que el anonimato es la mejor opción al final del día, cuando interrogantes como esta nacen. Ni usted ni yo sabríamos que hacer con tal poder, lujo y sobre todo dinero. Quien sabe si ud. amigo mío terminara congelando antes de morir, implantado en el cuerpo de un mono inmortal o con Zoo en el patio de la casa.
En definitiva:
Lector, si alguna vez se llega a enterar que su querido escritor aquí presente a osado inyectarse aire, colorado su piel o puesto piel de las nalgas en sus pectorales por favor acabe con la existencia de este. Ud. será la póliza de sanidad mental del actual redactante. ¿Weno?
Fin de la entrada. Atso, el hoy divagante, fuera (agradecido).
